La forma adecuada de relacionarse en sociedad es mediante la asertividad. La asertividad es una forma de comunicación en la que se conocen y se defienden los propios derechos personales, respetando los de los demás. Se fundamenta en que todas las personas poseen una serie de derechos fundamentales, llamados derechos asertivos. Estos derechos son la base de una comunicación eficaz y responsable, son los principios en los que sustentamos nuestra forma de interactúar con los demás y por tanto, la satisfacción que obtengamos de las relaciones sociales o personales. Las personas que usan otros estilos de comunicación como "la agresividad", "la pasividad" o la "agresivo-pasividad", a menudo se encuentran lejos de una verdadera satisfacción en sus relaciones sociales; y en la satisfacción personal que tengamos en las relaciones o no, se fundamenta en gran medida nuestra autoestima.
Muchas veces, cuando discuten los miembros de una pareja, lo que hacen es mantener una lucha de poder para demostrar o demostrarse que sus razonamientos u opiniones son más válidos e incluso mejores que los del otro miembro de la pareja, es decir, se intenta "ganar" a la pareja (inconscientemente ponemos en juego y defendemos nuestra autoestima), estando más pendiente de decir lo que se quiere decir, que de entender lo que se tiene que entender, que es que, si uno pierde, los dos pierden. Solo existen dos posibles finales reales para una discusión de pareja, aquel en que los dos ganan o en el que los dos pierden. Y es que aunque uno se imponga y/o piense que lleva razón y que ha ganado la discusión, lo que en el fondo hace, con este comportamiento, es deteriorar la calidad de la relación pareja, lo que repercutirá en la calidad de la comunicación y en el nivel de afecto que se profesen en el futuro...
En un artículo anterior, desgranamos algunas actitudes que dificultan la expresión de los sentimientos propios; en éste, mostraremos algunas actitudes que impide que podamos atender realmente lo que quiere decirnos una persona y que se sienta escuchada. En la comunicación eficaz emisor y receptor del lenguaje intercambian de forma fluida y muchas veces intuitiva los papeles del que habla y del que escucha, pero si una persona no se siente escuchada seguirá insistiendo en su mensaje y no nos escuchará a nosotros. Cuando la comunicación es efectiva establecemos vínculos emocionales con los demás; si no sabemos escuchar, seguramente nos sintamos solos o solas más a menudo de lo que nos gustaría.
Seguramente casi todo el mundo, en alguna etapa de su vida, ha experimentado
los efectos que tiene en su cuerpo el ocultar habitualmente lo que siente; es algo parecido a sentir un peso, una presión, a constreñirse. Con su expresión obtenemos una sensación de alivio, de integridad y conexión con los demás.
Hombres y mujeres generalmente aprenden a comunicarse con los demás de forma diferente; cuando un hombre y una mujer construyen la pareja es muy habitual que aparezcan algunos problemas debido a esta forma diferente de comunicarse que han adoptado. El libro, "Con el amor no basta" nos instruye en estas diferencias de comunicación entre hombres y mujeres:
La pareja debe ser consciente de que nunca es agradable escuchar la expresión de un sentimiento negativo. Es poco probable que nos siente bien, que nos sintamos cómodos cuando alguien nos comunica algo negativo. Cuando expresamos adecuadamente un sentimiento negativo no vamos a provocar agrado en el otro, pero sí incrementamos la probabilidad de que esa emoción no se reconvierta en algo peor y que sea aceptada por la otra persona. La adecuada expresión facilita la recepción del sentimiento, y la correcta recepción incrementa la probabilidad de que la persona vuelva a expresarnos correctamente su emoción negativa.
La educación siempre ha sido la mejor manera para prevenir conflictos y las técnicas de comunicación son una manera eficiente para lograrlo. La Comunicación No Violenta, más que una técnica, es un proceso o una actitud.
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