Gran parte del sufrimiento psíquico que padecen muchas de las personas que atendemos en consulta parte de asumir e interiorizar de forma equivocada una máxima relacionada con lo que nos identificamos como personas. Y es que desde hace siglos, sobre todo después del famoso "pienso, luego existo", nos han educado para identificarnos, como seres humanos que somos, con nuestros contenidos mentales, con nuestros pensamientos y nuestros sentimientos y, a verlos como una prueba de verdad, como una forma de autenticidad de lo que somos. Creer que somos lo que pensamos y sentimos es un error reduccionista que equivale a pensar que una casa es el sofá de su casa...nos identificamos con algo más pequeño que uno mismo/a y creemos que somos eso. Y es que, aunque el sofá forme parte de mi casa nunca podrá ser ella, me puedo mudar y llevarme el sofá, pero el sofá seguirá sin ser mi casa aunque pertenezca a ella...esta equivocación es una trampa mental.
Cuando eras un/a niño/a pensabas muchas cosas sobre ti mismo/a, los demás, el colegio, las cosas mágicas de la vida...ahora es posible que haya pasado mucho tiempo desde la última vez que pensaste en ello o que no pienses de la misma manera. Dentro de una misma semana y dentro de un mismo día incluso, podemos pensar de forma diferente sobre muchas cosas según como cambien las circunstancias, nuestras experiencias o nuestro estado de ánimo. Fíjate en que quien tenía todos esos pensamientos en todos esos momentos eras tú...y es que tú eres el continente de esos pensamientos, no eres los propios pensamientos.
Ahora recuerda una vez en que estuvieras ilusionada/o por algo, trata de recordarlo...ahora una vez en que te preocupaste mucho...ahora una vez en que estuvieras superfeliz, busca un ejemplo concreto y siente eso...date cuenta de que las emociones cambian constantemente y hay un tú, un "yo", que permanece constante, que contiene todas esas emociones, y eses "yo" nunca cambia, permanece constante a través de todas esas experiencias mentales.
Y ese "tú", no es tu cuerpo. Ya que has sido bebé, niño/a, adolescente y es posible que ahora seas adulto/a...y existe algo dentro de ti que permanece a través de todo ese tiempo, a través de todos esos cambios corporales.
Ocurre lo mismo con tus papeles, el papel de hija/o de trabajadora/a, de estudiante, de amiga/o...los que sean...también cambian cada día y tu "yo" los contiene.
Y es que, en la vida de una persona, muchas veces nos cegará creernos que la realidad es lo que queremos pensar, o nos bloqueará asumir como totalmente cierto lo que tememos...
Es mucho más saludable que nos identifiquemos con algo más grande que nosotras/os mismas/os y no con algo más pequeño como solemos hacer y esta claro que procedemos de la naturaleza, formamos parte de ella...Y entonces...¿quienes somos realmente? Pues somos quien contiene todos esos eventos mentales y creaciones de la naturaleza, pero más concretamente somos lo que dice esta canción de India Arie:
Y darte realmente cuenta de ésto y experimentarlo, que es el propósito de la meditación y a lo mejor uno de los propósitos fundamentales de la vida, genera unas sensaciones maravillosas, te llena de paz y energía. Haz la prueba.
"No soy la voz de mi cabeza, no soy los pedazos de mis sueños rotos en mi interior, yo soy luz." India Arie
Por Jesús Mendieta Martínez
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Angie Cuicas. (sábado, 24 marzo 2018 01:26)
Me ha encantado este artículo, me ha relajado mucho dado que cuando empecé s leerlo estaba en una posición de estrés.
Luis Manteiga Pousa (miércoles, 11 enero 2023 16:34)
Ojalá.
Guillermo Garibay (martes, 07 febrero 2023 07:38)
Quizás este aprendizaje sea lo más salvífico que voy aprendiendo; doy verdaderas gracias por saber que no soy lo que alguien puede pensar o tachar de mí y que tampoco soy los pensamientos o sentimientos que de ello se llegan a generar en mí. Una concreta y real vía de liberación.