A veces, intentamos cambiar cuando no estamos preparados o cuando no tenemos las herramientas necesarias para tener éxito en el cambio. A veces, nos ponemos o nos ponen una etiqueta porque en un momento determinado nos comportamos de una manera determinada. 

Me creo rebelde porque mi padres me lo decían una y otra vez en la adolescencia, o me creo torpe porque en la infancia no se me daban bien los deportes. Pienso que nunca tendré suerte en el amor o en el trabajo, porque durante una época no supe afrontar ciertos retos. ¿Y ahora? ¿lo sigo intentando?, ¿he probado realmente si puedo cambiar?, ¿me di la oportunidad de aprender nuevas estrategias, o me di por vencido/a?

La indefensión, la desesperanza y la apatía nos dirigen sutilmente a la depresión. Reflexiona si tienes creencias a las que estás encadenado/a, que te impiden crecer, aprender, cambiar. El pasado sólo es pasado, conviértelo en experiencia para que te sirva en tu crecimiento, no te encadenes. ¡Avanza!

Irene Mollá Balañac